Cuadros del Ánimo: Un problema actual
La depresión constituye una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial y, particularmente, en Chile. Se estima que afecta aproximadamente al 7% de la población adulta, y que el 15% de las personas ha tenido algún síntoma depresivo en el último año (Instituto Nacional de Estadísticas, 2017; MINSAL, 2015). La carga de enfermedad asociada a este trastorno es significativa, afectando no solo la funcionalidad personal, sino que también genera un impacto económico considerable en el entorno, con costos que superan los 2.000 millones de dólares anuales en el país (MINSAL, 2019). Por otro lado, mientras que en paises desarrollados de la OCDE las tasas de suicidio han evidenciado una disminución promedio del 20%, desde 1990, Chile se ubica en el segundo lugar, después de Corea del Sur, en aumento de estas tasas, con un crecimiento del 90% entre 1990 y 2011 (OCDE, 2014). En Chile, datos recientes muestran que la tasa de suicidio alcanza 13.7 por 100.000 habitantes, siendo la depresión un factor de riesgo clave asociado (Ministerio de Salud, 2022). La inversión en intervenciones accesibles y oportunas no solo mejora la calidad de vida individual, sino que también fortalece la resiliencia comunitaria frente a los desafíos en salud mental, considerando que la depresión y los cuadros del ánimo son enfermedades multifactoriales, con peso cultural y social significativo (MIDAP, 2020).
La evidencia científica internacional señala que la detección temprana y la intervención oportuna pueden reducir la gravedad y duración de los episodios depresivos (Sampson et al., 2019). Estudios publicados en revistas de prestigio como The Lancet Psychiatryy JAMA Psychiatry indican que una intervención rápida en etapas iniciales, mediante terapias breves y focalizadas, puede evitar progresiones severas, disminuyendo las tasas de suicidalidad y discapacidad asociada (Cuijpers et al., 2019; Cipriani et al., 2020). Además, estos efectos positivos se reflejan en mejoras en la productividad laboral, pues en Chile se estima que aproximadamente el 2.2% del Producto Interno Bruto se pierde debido a los trastornos mentales (FONASA, 2020). La inversión en atención temprana, por tanto, brinda beneficios sociales y económicos sustanciales, especialmente en contextos con recursos limitados.
Diversas investigaciones evidencian la alta efectividad de las terapias interpersonales breves y cognitivo-conductuales en la reducción de síntomas depresivos cuando se aplican en etapas iniciales (Hofmann et al., 2012; Cuijpers et al., 2018). En Chile, se estima que cerca del 60% de las personas con depresión no reciben tratamiento oportuno, principalmente por barreras económicas y de acceso (INE, 2017). Estudios en revistas indexadas como Psychiatry Research y European Psychiatry muestran que estas terapias, por su bajo costo y alta efectividad, son particularmente adecuadas en contextos de recursos escasos (Karyotaki et al., 2020; McMain et al., 2017). La evidencia adicional respalda que intervenir en fases tempranas puede disminuir significativamente la progresión del trastorno, evitando mayores complicaciones y costos asociados (Bhatia et al., 2021). Los modelos de psicoterapia psicodinámica breve ofrecen por demás una buena relación costo-efectividad, siendo especialmente útiles en atención primaria (Target & Fonagy, 2019), donde se atiende el 80% de la población chilena.
Finalmente, es importante decir que la depresión monopolar y bipolar, junto con los cuadros asociados, constituyen una de las cargas de enfermedad más relevantes a nivel global y representan un problema central de salud pública (Minolleti, 2015). Estas condiciones requieren intervenciones que vayan más allá de la mera garantía en salud, demandando tratamientos breves, efectivos y fundamentados en la evidencia, pero también en una relación de confianza y empatía entre profesional y paciente, aspectos a menudo limitados en el sistema público debido a la alta demanda (De la Parra et al., 2023). Se espera que entonces, con una adecuada orientación y apoyo de psicólogos y psiquiatras, los pacientes puedan experimentar una recuperación significativa en un período de 3 a 6 meses. En este contexto, el principal desafío radica en ampliar el acceso y la cobertura de atención, ya que la intervención temprana sigue siendo la estrategia más efectiva para reducir el impacto de estos trastornos.
Bhatia, S., Jain, S., Kaur, J., & Sood, A. (2021). Early intervention in depression: A review of benefits and strategies. Journal of Affective Disorders, 282, 357–366. https://doi.org/10.1016/j.jad.2020.12.055
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Cuijpers, P., Karyotaki, E., Weitz, E., Andersson, G., Hollon, S. D., van Straten, A., & Cipriani, A. (2018). The effects of psychotherapy for adult depression are overestimated: A meta-analysis of the literature. Psychotherapy Research, 28(3), 353–365. https://doi.org/10.1080/10503307.2017.1293960
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De la Parra, G., Zúñiga, K., & Crempien, C. (2023). Herramientas psicoterapéuticas para el manejo de pacientes con depresión. Ediciones UC.
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McMain, S. F., Moran, P. M., & Mokros, A. (2017). Short-term psychotherapies for depression: A review of the evidence. European Psychiatry, 41, 95–101. https://doi.org/10.1016/j.eurpsy.2016.11.009
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